Un enclave emblemático para un restaurante singular

La historia

En 1928 alguien pensó que sería elegante apretar la ciudad y extendieron unos cables desde el Mediterráneo hasta Montjuïc para la Exposición Universal del año 29, así se construyó el teleférico que conectaba el puerto con las torres San Sebastián y Jaime I.

Durante la guerra cerró y fue atacado por la aviación italiana, viéndose los impactos en las vigas del techo. Posteriormente, funcionó hasta los años 50, quedando abandonado por un accidente aéreo de la sexta flota americana. Volvió a abrir el año 63 como bar y restaurante, para finalmente acabar cerrando sus puertas de nuevo en los años 70 hasta los 2000.

Familia Manresa

Después de 30 años cerrado, llegó la familia Manresa, que se instalaron justo en todo lo alto, siguiendo la historia: sobre la mesa, sólo las nubes; debajo, Barcelona entera.

La aventura de Altamar empezó en el 2000 como uno de los sueños que parece difícil de materializar.

Tenía todos los condicionantes que uno pueda imaginar, pero los hermanos Carlos y Oscar Manresa no querían abrir sólo un restaurante, querían abrir EL RESTAURANTE.

Y no sólo querían que la gente mirara por aquellos gigantescos ventanales a una ciudad que estaba cambiando, querían regentar un lugar especial, donde el plato brillase tanto como la ciudad que los miraba desde el exterior.

Restaurante ALTAMAR

Veinticuatro años después, en el restaurante Altamar  se han escrito miles de historias, muchas en los más de 400 libros en los que todos los clientes dejan sus sensaciones.