Miquel Escuder

Un emprendedor, un visionario, un personaje fascinante de nuestro barrio.

¿Se ha preguntado alguna vez por qué hay una calle, en nuestro barrio, que lleva el nombre de Escuder? ¿Quién es esa persona? ¿Qué hizo para dar nombre a una de las calles?

Miquel Escuder i Castellà fue uno de los personajes más fascinantes y singulares de la historia de nuestra barriada, en el siglo XIX. Nació en Terrassa, en 1835, en la sede de una familia de artesanos mecánicos de Terrassa.

Con catorce años llega a Barcelona y empezó su vida laboral en los talleres de la Maquinista Terrestre y Marítima. Pero una vez aprendió el oficio, su espíritu emprendedor, que le caracterizaba, le hizo encaminar hacia otros lugares donde aplicar su imaginación y su ingenio. Descubriendo nuevas patentes en las ferias que se hacían por toda Europa, quedó fascinado con las máquinas de coser estadounidenses, las Wheeler, de las que copió, con ciertas modificaciones, su funcionamiento y maquinaria. En 1862 fundó la fábrica Miquel Escuder, un taller en el que, inicialmente, empieza a fabricar las famosas máquinas de coser Aurora, que serían las más vendidas en todo el país, ya que, como no tenía que pagar derechos de importación, las podía vender a precios más económicos. En 1884, «Boletín mensual de la Asociación de Excursiones Catalana» publica un artículo sobre la visita de sus afiliados a los Talleres de Miquel Escuder, inventando así, las visitas guiadas para dar a conocer sus productos. Lo sitúan al final de la calle Maquinista esquina actual Dr. Giné y Partagàs y lo describen así:

“Estos talleres se encuentran emplazados dentro de un vasto edificio alzado en la calle San Fernando, núm. 54, haciendo esquina con lo de Santa Agna. Dos entradas por la calle de San Fernando tienen los talleres del Sr. Escuder: una que da un gran patio que divide el edificio en dos cuerpos de planta baja y dos pisos el primero, y sólo bajos el segundo; y otra que comunica directamente con el salón de espacio, separado de la calle por unas grandes vidrieras y que corresponde al primero de dichos cuerpos…”

La fábrica dio trabajo a más de docentes trabajadores. Poco a poco fue creciendo y comprando nuevas patentes por su fabricación. En 1879, a pesar de la demanda de una empresa alemana que le acusaba de plagio, empezó a elaborar motor de gas, y más tarde, dinamos, motores por ascensor o bicicletas y donde todo el mundo coincide en que sus productos estaban muy bien elaborados y el trabajo sobre hierro fundido era muy superior que el de los otros productos que se encontraban en el mercado en aquellos momentos. Sus biógrafos destacan, entre otras cosas, que no fue un inventor, fue un gran constructor mecánico con mucho empuje y visión comercial. Pero Escuder ha quedado vinculado a la historia industrial del país no sólo como industrial, de este personaje radica la redacción de la publicidad, especialmente en la propaganda gráfica. Todo un visionario que impactó en la gente de su época. No es de extrañar que patentara lemas como éste: “Consumiendo los géneros del país no habrá pisos para alquilar ni fábrica sin trabajar”. Fue hábil al anunciar y vender la máquina de coser Aurora, como un complemento económico que podría hacer aportar a las mujeres con su trabajo, un dinerito a la familia, sin tener que desplazarse a las fábricas. No debemos olvidar que inventó poder pagarla a plazos y que se vendía a precios muy económicos. Esto no era todo, con el fin de mejorar las ventas, salió durante las fiestas de la Mercè, de 1872, anunciando sus productos con un gran bombo, de dos metros de diámetro, sobre un carro, haciendo un ruido estrepitoso. Huelga decir que en medio del bombo estaba el dibujo de la máquina de coser Aurora. En 1881 ideó una cascada iluminada, colocada en la plaza de Antonio López, frente al mar, de diez metros de altura, que anunciaba todos sus productos. Este espectáculo fue un gran impacto para la ciudad, que vivía con asombro sus ocurrencias. Pero lo más destacado estaba por llegar.

En un pequeño escrito de la revista La Esquella de la Torratxa, en enero de 1879, encontramos la siguiente noticia: “Los fabricantes de máquinas de coser son el águila en materia de anuncios. Todo el mundo recuerda la cabalgata del día de Reys que el Escuder va hacer lo que nunca nadie había hecho en Barcelona. La cosa duró una tarde no más. Pero ¡cuál impresión! Sobre todo, por la chiquillería y por los padres de familia. Así, Miquel Escuder no sólo había hecho crecer la primera pequeña industria de máquinas de coser, en la Barceloneta, sino que en su afán de promoción quizás estamos delante del pionero de cabalgatas de reyes de la ciudad de Barcelona. A finales del siglo XIX, su industria entró en decadencia y no sobrevivió a la competencia de las multinacionales , como Singer, que entraron fuerte dentro del país. De hecho, la Singer había patentado la aguja de la máquina de coser y aquí, nuestro personaje, ya no pudo hacer nada. Una vez traspasado el negocio, en 1902 a sus hijos, en su lugar, años más tarde, se construiría la fábrica de harinas Anita, más conocida como “La Farinera”. Murió en Barcelona en 1908 y esperamos que alguien siga recordando a este emprendedor tan original y visionario.

LA AURORA DE ESCUDER
La primera máquina de coser española

Las máquinas de coser empezaron a conocerse en España a mediados del siglo XIX. Inicialmente todas se importaban de Europa y sobre todo de Estados Unidos. De allí procedía la marca Singer, que rápidamente coparon el mercado.

Se vendían en los talleres de confección, pero también en las casas. Aquí su uso no era sólo doméstico. Muchas madres trabajaban por encargo desde casa sacándose así un interesante sobresueldo para contribuir a la economía familiar. La Aurora de Escuder fue la primera máquina de coser de fabricación española. Corría el año 1862 y para su creación Miguel Escuder siguió el modelo de la americana Wheeler-Wilson.

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