Raül Gallego

Videoreportero de guerra 

Cuando sus compañeros de clase querían ser futbolistas, empresarios de éxito o, alguno más atrevido, bombero, el pequeño Gallego escribió “Hola, soy Raül Gallego y he vuelto de la guerra para explicar el que pasa en el mundo”. Casi 40 años después, Raül ha vuelto de muchas, muchísimas guerras para explicarnos el que pasa en ellas. Por eso acaba de recibir apenas unos días Emmy Internacional por su serie ‘Punto de no retorno’. 

-Vocacional.
De pequeño aluciné con Indiana Jones. Aventurero, viajero… Quería ser cómo él, pero un profesor me dijo que la arqueología era pasarse el día limpiando cerámicas o monedas con un pincel en alguna de las ruinas de Tarragona. ¡Qué frustración!

-Había que buscar un nuevo ídolo.
Lo encontré Miguel de la Cuadra Salcedo. Había estado periodista y ahora iba por la jungla vestido de explorador y salía cogiendo una anaconda. Era lo más parecido a Indiana y era real.

-Pero a la ‘Ruta Quetzal’ solo atacaban los mosquitos.
Mi fascinación por los conflictos viene de siempre. Es curioso porque no es que fuera un chaval valiente. Me apasionaba Tintín, la épica de las guerras, la historia…

-Hasta que decides pasar a la acción.
Tenía que ver si serviría para lo cual. Todavía de estudiante en la universidad, con 21 años aproximadamente, explota la guerra de Kosovo. Propongo ir a una productora pero el proyecto no salió. Entonces decido irme por mi cuenta y riesgo en El Aaiún (Sáhara Occidental).

-Por qué en el Sáhara?
Porque coincidí casualmente en el tren un día con un chaval de allá y me explicó esto del conflicto, esto del Frente Polisario… Y se quejaba que nadie hablaba de esto.

-Pues allá que va el joven Raül.
Con la cara de niño que tenía, una mochila, una cámara de fotos de segunda mano y una de video que me compré al bazares del 7 Puertas, me presento en medio de la nada. Tenía que contactar con los que estaban de incógnito del Frente Polisario en un prostíbulo súper tétrico y después de varios días se aborta la cita porque alegan que la policía marroquí sospecha al ser el único extranjero que pululaba por allá. 

-Colgado y sin reportaje. 
Pero de repente se me aparece un chaval con un turbante negro y la cara tapada hablando español que me propuso enseñarme el que allá ocurría. Me vistió con un turbante y lo visitamos todo en bici. Al volver a Barcelona intenté vender el reportaje en La Vanguardia y me dijeron que el Sáhara ahora no tocaba. Acabé escribiendo una historia corta en un fanzine local de mi amigo Albert Manzano. 

-Pero descubriste que esto era tu fuerte.
Fue una primera aventura, totalmente inconsciente pero apasionante. Sí, era el que quería.
Después marché con un amigo en la Guerra de Macedonia, el último conflicto de los Balcanes, también a Palestina el 2001 a hacer fotos. Hasta que el 2002 TV3, donde había estado becario, me envía al reempleo de Cisjordania y vivo la segunda intifada, incluyendo la matanza del campo de refugiados de Jenin. Fui uno de los primeros periodistas que entró.

-Esto ya va de verdad.
El 2002 TV3 me envía para ayudar al corresponsal de Jerusalén Esteve Soler. Fui allá tres años, incluyendo la cobertura de la Guerra de Irak.

-Tratándote con el más top del periodismo de guerra.
Convivía con la gente de Reuters o de AssociatedPress (AP). Muchos ídolos para mí. Es más, al ser lo más joven me cuidaban, me aconsejaban. Digamos que me apadrinaron.

-TV3 se te iba a quedar pequeña.
Las opciones en TV3 eran limitadas y casualmente Associated Press me ofrece un trabajo en Bruselas. 

-Associated Press es el máximo.
Pero era Bruselas -no acción- y lo rechacé. Se quedaron muy sorprendidos. Un chaval diciendo no a Associated Press! Pero me volvieron a gritar el 2005 para ofrecerme ir a la central de Bangkok para viajar por todo el mundo. Estuve 9 años y me convertí en uno de los principales vídeoperiodistas de AP a nivel mundial. 

-Ahora sí, acción.
En el sector, AP tiene fama de agencia “cañera”. Una prueba fue la muerte de Miguel Gil trabajando para ellos. Te enviaban mucho a primera línea y eras un periodista totalmente anónimo. Las imágenes que has filmado tú se emiten por todo el mundo pero tu nombre no aparece nunca. Fueron 9 años de aventura constante! Asia, África, Oriente Próximo, Birmania, en Afganistán con los marinas…

-Associated Press también se acaba.
Pensé que hacía siempre el mismo y si me quedaba no evolucionaría profesionalmente. Trabajé algo más de un año a Channel 4 de Inglaterra, hasta que hice de freelance y en verano del 2017 vuelvo a Barcelona. Coincidiendo con los atentados de las Ramblas y el Proceso, durante unos meses estuve colaborando con el Washington Post. También hacía documentales por mi cuenta. Trabajé para un proyecto medioambiental para el Global Wildlife programo. Con ellos por ejemplo hice reportajes sobre los rangers luchando contra los cazadores furtivos de África. El 2019 cubrí las protestas de Hong Kong. 

-Antonio Vaquero del Periódico destaca tu empatía.
A veces me dicen que es la primera vez que perciben que un periodista se interesa realmente por ellos, por su situación. Que no solo notan que buscaré algo sino que voy porque sean ellos quienes me expliquen. Aunque no pensamos igual.

-Convives con ellos cuando apagas la cámara.
Sí, hablamos, incluso discrepamos, pero siempre mostrándome cómo soy yo como persona y no solo como periodista que va a filmar solo el que le interesa. 

-Cómo preparas un reportaje?
Primero te documentas sobre el conflicto, lógicamente. Trabajas con gente local que te guían y te ayudan muchísimo. Es una mezcla de todo. Me gusta aprender alguna palabra en su idioma porque esto, aunque te acompañe un traductor local, te da más proximidad. 

-Pero el peligro es real.
Tengo compañeros y amigos periodistas que han muerto. También soldados o entrevistados con los cuales he convivido o mantenía el contacto. Si vas a la guerra, la muerte es parte de la realidad. A mí me indigna algún periodista -no diré nombres, y hay muchos- que porque una vez casi lo matan fan un libro o van a la televisión para explicarlo. Los bomberos no hacen un libro cada vez que casi se queman.

-Mil situaciones límite.
Bombas a mi alrededor, metralletas desde helicópteros, pistolas en el jefe,… Yo que sé. He llegado al hotel a ducharme y cambiar de ropa y quitarme con restos de carne humana a la suela. 

-Estabas cuando aquello de Couso.
Estaba en el Hotel Palestina al balcón de Reuters cinco minutos antes del salvo el tanque americano. Estaba con Taras, el cámara de Reuters que murió cuando José Couso. No puedo olvidar que justo antes Taras, mucho más experimentado que yo, me tocó el jefe y me dijo, “no te preocupes Raül, todo irá bien”. 

-Cinco minutos. Sort, intuición…?
Creo en la intuición. Lo he tenido en varias ocasiones que me ha salvado la vida. Una vez en el frente de Libia hice parar el jeep a 200 metros del destino, la última posición rebelde. No sé porqué pero dije “para, para, para…”. Todos me miraron extrañados. De repente aparecen tropas de Gadafy y arrasaron la posición donde teníamos que estar nosotros.

-Esta adrenalina engancha?
Algo de esto hay. Una vez con el fotógrafo David Guttenfelder nos pasamos 14 horas seguidas con los marines a primera línea. Granadas explotando a metros, ráfagas… Cuando salimos del frente recuerdo que nos miramos y sin decir nada nos pusimos a reír. ¡Guau, lo que acabamos de vivir, hemos sobrevivido y la historia que tenemos!

-Es necesario tanto riesgo?
Llega un punto en el cual te planteas si todo esto sirve, si aporta algo a la sociedad. Te planteas si, más que denunciar situaciones, estas ayudan a normalizarlas. Voces una guerra horrorosa al noticiero y no te afecta, continúas comiendo tranquilamente. 

-Volverás a primera línea?
No sé. Ahora en la guerra de Ucrania son los propios soldados con GoPros o drones los que filman.

-Búsquedas otras maneras de llegar al espectador.
Se puede emocionar quizás con el testimonio personal. Es una cosa muy poderosa. Puede llegar más la cara del joven soldado que marcha al frente despidiéndose de la familia que imágenes desde la trinchera. Es el que he querido con ‘Punto de no retorno’. Por ahora mi reto es que la gente se emocione. Una cosa cada vez más difícil.

-Cada vez mueren más periodistas en las guerras.
No somos bienvenidos porque cada vez son más conscientes del poder del que comunicas y entonces prefieren explicar su relato, su versión de la historia. Tienen ya sus propios periodistas afines que explicarán el que a ellos los convenga. 

-Esto de Gaza es mucho bestia.
Es el conflicto donde porcentualmente más menores, más mujeres, más trabajadores de ONGs y también más periodistas han muerto.

-Danos una esperanza.
A la serie ‘Punto de no retorno’ no solo haber un final feliz o esperanzador. Siempre intento buscar una solución, pero es que ahora costa.

-Y ahora vuelve Trump.
Y Milei, y la extrema derecha, y el Brexit, nuestro Proceso, el negacionismo climático, etc., al final son populismos que juegan con las emociones de la gente. Se parte de cierta realidad para manipular. Pero la gente se lo cree. Estamos en decadencia como ya ocurrió en otros periodos de la historia de la humanidad, como la época de entreguerras o el final del Imperio Romano. Predominaba el hedonismo, el culto en el cuerpo, al placer, al sexo, a la comida,… Las redes sociales, hay más infoentreteniment que información, las fake news…

-Me dejas preocupado.
Estamos en un momento crucial. Cómo titula la serie, en un ‘Punto de no retorno’, pero todavía hay esperanza, si no, dejaría de hacer el que hago.

 

Vecino del barrio

Entre viaje y viaje, Raül vive en la Barceloneta. “Vivía fuera desde enero del 2003 y volví el julio del 2017 en Cataluña. Jerusalén, Bangkok y viajes por todo el mundo…, en Cataluña el único lugar donde me imaginaba viviendo estaba en la Barceloneta. Cerca del mar. Conocí a Vicens Forner y me acabó de convencer que era el mejor barrio para volver a casa. Y tenía razón.”

 

‘Punt de no retorn’, de Raül Gallego, Premio Emmy Internacional

El pasado 25 de noviembre, la serie ‘Punt de no retorn’, dirigida por Raül Gallego y producida por 3Cat, ha sido premiada con el prestigioso premio Emmy Internacional en la categoría de Short-Form Seríes a la 52nd International Emmy Awards Gala en Nueva York. 

La primera temporada de la serie y las nuevas historias de la segunda se pueden ver a la plataforma 3Cat. 

Los reportajes de Raül Gallego se acercan a conflictos e historias que se encuentran en momento de cambio de paradigma y que pueden afectar el futuro de la sociedad.
La serie está narrada únicamente con la voz de los protagonistas, que ya han visto afectado su día a día por esta nueva realidad en transformación. Cómo se adaptan, como resisten o como evitan situaciones relacionadas con la emergencia climática, nuevas guerras y alianzas geoestratégicas, crisis económica y de valores democráticos, populismos, radicalización, nuevas tecnologías o la irrupción de la inteligencia artificial.

Más artículos