Nueva edición de la campaña “Amb Cara i Ulls” (con cara y ojos)

Desde Julio, ya está en la calle la campaña “Amb Cara i Ulls” para posicionar Barcelona como una ciudad de comercio, restauración y mercados de calidad. Con esta campaña, que nació en 2022, se busca situar a la capital catalana como una ciudad con un modelo de comercio único en el que toman muchos valores como la calidad, la profesionalidad, la proximidad y la sostenibilidad. Los principales objetivos son posicionar a Barcelona como una ciudad de comercio local de calidad gracias a la profesionalidad de sus comerciantes y restauradores; mejorar el conocimiento de la existencia de un comercio de barrio de calidad, tanto por el producto como por el servicio ofrecido, entre la ciudadanía; y rendir homenaje a los comerciantes por su profesionalidad, que es una pieza clave para que Barcelona sea un referente en el comercio local de calidad. Los protagonistas de esta nueva campaña fueron galardonados en la 24 edición de los Premios Comercio: Carns Cinta, del Mercado de la Concepción, que recibió el premio Mercats de Barcelona. Remei Márquez, de la Asociación de Comerciantes de la Marina, que recibió el premio Albert González por su contribución a la promoción, innovación y conocimiento del comercio de la ciudad. Panes Creativos , que fue distinguido con el premio especial como referencia en el sector del horno a nivel nacional e internacional. Mamá Heladera , que recibió el galardón en la categoría de comercio de proximidad por su «arraigo en el barrio» y por ofrecer una propuesta «diferente» para probar helados. Mariposa Negra Cocktail Bar, reconocida como comercio innovador por cómo “une de una manera original y nueva el retail con la restauración”

 

Así nació “la bomba”

Magí , su madre Dª. María y su esposa Palmira querían crear su propia tapa. En 1955 comienzan a experimentar haciendo una especie de croqueta de patata a la que “algo le faltaba ”. Probó salsas hasta que un marinero le trajo chile ( cayena ) en polvo de Mombassa ( Kenia). Aquello era más fuerte que cualquier “bicho” conocido.

Acertaron y esa singular, aún sin nombre, croqueta arraigó entre la parroquia. La gente se acercaba de toda la ciudad a probarla y comprobar si era capaz de resistir el picante. Un día Dª. María le dio a probar la croqueta con la salsa a un vecino de apenas quince años, Enriquet , que exclamó “María, esto es la bomba”. Y con bomba se quedó.

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