Si lees la pàgina 5 de esta revista, nuestra querida Isa, historiadora y colaboradora de cabecera, nos descubre que la aparición de la prensa diaria allá por el s. XVIII resolvió en gran medida una necesidad en ocasiones engorrosa y hasta entonces de no fácil solución: limiarse el culo. Se entiende que después de defecar, claro.
Curiosamente, para disfrutar de esa otra utilidad de los periódicos o revistas no se requería ¡ni saber leer!. Genial si tenemos en cuenta los bajos índices de alfabetización de la época.
Pues hoy, esa segunda y sin duda tan útil aplicación no son capaces de cubrir la mayoría de publicaciones. Son tan digitales ellos -onlines para los amigos- que no asearían ni el culete de un bebè. Quizás el problema es que al “estar en la nube” haya que apuntar las posaderas para arriba si queremos recuperar con ellos tan higiènica costumbre. También podría ser.
Bromas, o pseudobromas, a parte. ¿Sería mucho pedir que ya que no sirven para limpiarnos el ano, por lo menos sirvieran para proporcionarnos una información lo más veraz, seria, professional y lo menos malintencionada posible?. Evitando eso que llaman “fake news” y sobre todo las intencionadamente medio verdades, que son aún más peligrosas.
Desde esta modesta publicación queremos invitarte a no creer a pies juntillas ninguna información de un medio que no sea posible su posterior aprovechamiento para ponerlo sobre lo mojao, envolver los calçots o, por qué no, utilizarlo en tu higiene más personal. Para Essència Barceloneta sería un honor ser, tras su ojeo o incluso lectura, reutilizados en alguno de estos o similares usos.
Buen verano.