Más de 40 años de redero

Eliseo Vicente Albiol, "Lise" (1965)

Aprendiz del Avi Tonet.

Eliseo Vicente Albiol, “Lise” (1965), natural de la Barceloneta, nieto del Avi Tonet que le enseñó a remendar las redes de la barca de la familia, la Maireta II, cuando cumplió los 16 años. Así se ganó “las primeras pesetas para mis gastos” mientras aprendía con el mejor maestro los secretos del oficio. Después llegaron también las redes de la Virgen del Amparo II de la familia Caparrós. Hasta que en 1990 fallece el Avi Tonet y Lise, ya un experimentado redero, asume el trabajo con la ayuda de un ayudante también de la familia, Tomás.

El Trabajo de redero es un arte. 

Desde remendar una red rota que obliga a cortar y sustituir el trozo afectado, a armarlas e incluso a diseñarlas desde cero. “Somos como un sastre que pudiera reparar con lupa las fibras de un traje si se rasgara”, compara Eliseo y como un modisto o patronista que proyecta las artes a la medida de cada barca, condicionada por su potencia, el tipo de pesca o incluso por las preferencias de cada patrón.

El de redero, también denominado a veces armador, es un trabajo totalmente artesanal. Un arte de aproximadamente 90 metros de longitud tardan 2 personas unas 3 semanas en confeccionarlo, utilizando sólo aguja y navaja como únicas herramientas para tejer con el hilo sintético (nylon, poliéster y polipropileno) o la clavilla para arreglar o hacer los cabos.

Un redero de pesca de arrastre, como Lise, no es de pesca de la luz y viceversa. Cada modalidad requiere una especialización. El redero es considerado como el marinero de tierra de la barca, cobrando “a la parte” (reparto variable condicionado a la venta en la subasta) como el resto de la tripulación. Cada barca suele tener de 5 a 10 artes, que hay que mantener en óptimo estado.

Los tiempos cambian.

Han pasado muchos años de aquellas imágenes con mujeres con sombrero para protegerse del sol remendando redes en la Platgeta. “Tradicionalmente, ellas remendaban y cosían y eran los hombres los que las armaban. Igualmente, ellas usaban tijeras y los hombres navajas, para realizar la misma función”.  Curiosa costumbre que nos apunta Eliseo.

Pero la profesión está “en peligro de extinción. Sin ir más lejos, en los años 80 y 90 la flota era de más de 40 barcos sólo de arrastre y para ellos trabajaban 7 u 8 rederos. Hoy somos 2”. Eran otros tiempos en el Moll del Rellotge y en la mayoría de cofradías de pesca. Hace tiempo que la figura del aprendiz no existe y nos encontramos en un sector al que se lo están poniendo demasiado difícil.

“Antes éramos como una gran familia. Los sábados los pescadores aprovechaban para hacer sus tareas de tierra (limpiar motor, pintar, etc) y nosotros nos dejábamos a propósito trabajo como excusa para bajar al muelle pues sabíamos que la mañana terminaba en algún bar del barrio con un almuerzo y horas de sobremesa y cachondeo”. Nos rememora Lise con cierta nostalgia.

“SOMOS COMO UN SASTRE QUE PUDIERA REPARAR CON LUPA LAS FIBRAS DE UN TRAJE SI SE RASGARA”

Patrón con especificaciones técnicas para la fabricación de un arte. Indicando: Longitud de cada parte del arte, dimensiones y espesor de malla, número de pasadas, materiales, tipo de trenza y de corte.

Partes de la red.

La red de arrastre es una red en forma de embudo que rastrea el fondo marino remolcada por una embarcación. Las dos alas de la red están unidas al barco por dos cables metálicos; cada ala cuenta, generalmente, con una “puerta” metálica que mantiene la boca de la red abierta. La parte superior de la boca de la red cuenta con flotadores, mientras que la parte inferior está dotada de pesos, de forma que se deslice pegada al fondo. Los tamaños de malla de cada parte de la red están regulados. 

-Uve o uves: las partes que separan el corcho del plomo.

-Relingas: corcho es la trenza superior del arte y el Plomo la relinga inferior. Antes se les ponían plomo y corchos para que se asentaran y flotaran . Ahora se usan flotadores  de plástico y cadenas. 

-Banda: red que va desde donde acaban las uves hasta la boca del corcho.