Cómo te llamas, hermoso?

La Carroza real se detiene en medio del desfile. A ambos lados de la avenida la multitud se agolpa flanqueada por las fuerzas de Seguridad ,que tratan de impedir que el populacho invada la calzada en su afán de manifestar la lealtad y el cariño que sienten hacia sus monarcas.
De repente ,del vehículo baja Su Majestad. Con paso lento pero decidido se dirige hacia la multitud y se detiene frente a un niño que permanece entre el público en primera fila. El monarca le pone la mano en la cabeza -al niño- y le revuelve el pelo cariñosamente con los dedos y mirandolo a los ojos le pregunta:

– Cómo te llamas, hermoso?

– Ciprianito Albondiguilla ,alteza. -Le contesta la criatura-.

Con una sonrisa Su Majestad vuelve a la carroza que sigue su camino mientras la multitud enardecida por esta muestra de humildad y amor cercano hacia sus súbditos clama con un “viva el rey” que hace temblar los edificios.

De vuelta a casa, sentado en la mesa con su familia, el niño relata estos hechos a sus padres y hermanos:

–Entonces Su Majestad me preguntó:

– ¿Cómo te llamas hermoso ,?

– Iyo le contesté, Ciprianito Albondiguilla, alteza.

En la escuela los compañeros le hacen cerco mientras les explica:

–Entonces Su Majestad me preguntó:

– ¿Cómo te llamas hermoso ,?

– Iyo le contesté, Ciprianito Albondiguilla, alteza.

Llega el día en que contraje nupcias, y en el banquete pide la palabra, y les relata:

–Entonces Su Majestad me preguntó:

– ¿Cómo te llamas hermoso ,?

–Y yo le contesté, Ciprianito Albondiguilla,alteza.

Llega la vejez, postrado en cama desde hace meses rodeado de los hijos y nietos que le apoyan esperando el fatídico desenlace ,les relata por última vez:

–Entonces Su Majestad me preguntó:

– ¿Cómo te llamas hermoso ,?

–Y yo le contesté, Ciprianito Albondiguilla, alteza. 

Esta historia de Ciprianito Albondiguilla la leí en el TBO hace 70 años, y me impactó tanto que no le ’he olvidado, marcando mi carácter, enseñándome -a valorar a las personas por sus propios méritos y no por la importancia de los valores añadidos del entorno en el que se mueven.

Todos hemos vivido a lo largo de nuestra vida algún momento que nos ha hecho sentir especiales, importantes, únicos. Hechos que ha nmarcado de forma significativa nuestra aburrida trayectoria por esta autopista de peaje llamada vida.

Todas aquellas personas que hacen alarde de sus relaciones con gente “importante ”sacrifican sus propios valores perdiendo su identidad, pasando a ser anónimos. Y cuando les llamamos, aclaramos:

–Sí hombre, Pere Puig, el que navegaba con la infanta.

O Josep Capella, el amigo de Messi.

O también, Ciprianito Albondiguilla, el favorito del re i.

En cuanto a mí ,debo decir que si Su Majestad Alfonso XIII me hubiera rascado el pelo con los dedos, al llegar a casa lo primero que haría sería coger una botella de champú y lavarme -la cabeza.

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