Prevenir la soledad, construir comunidad
La soledad no deseada es uno de los grandes retos sociales del nuestro tiempo. A pesar que se ha socia sobre todo a las personas mayores, la verdad es que afecta a cualquier etapa de la vida y se manifiesta de formas varias segundos el contexto. En la juventud puede aparecer en medio de una hiperconectividad digital que no siempre se traduce en vínculos reales y profundos; a la edad adulta, a menudo va ligada a procesos de migración, cambios laborales o rupturas personales; y en la vejez, acostumbra a tener un impacto más acusado por la pérdida de relaciones, el deterioro de la salud o la reducción de los círculos sociales.
En España, se estima que cerca de un 15% de las personas mayores de 65 años experimentan soledad no deseada. Pero detrás de la frialdad de las cifras hay historias personales que nos interpelan a todos: vidas llenas de recuerdos y experiencias que, de repente, se ven atravesadas por el silencio y la falta de compañía. Esta realidad tiene consecuencias no sólo emocionales, sino también físicas. Estudios recientes señalan que la soledad crónica puede incrementar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, acelerar el deterioro cognitivo y aumentar la vulnerabilidad a la depresión y a la ansiedad. Tanto es así que la Organización Mundial de la Salud ya ha advertido que la soledad debe considerarse un factor de riesgo para la salud pública.
Una misión que nace en Barcelona
Hace 38 años, va nacer a Barcelona la Fundación Amics de la Gent Gran, inspirada en la experiencia de los “Petits Frères des Pauvres” de Francia. Desde entonces, la nuestra misión ha estado la misma: combatir la soledad y la marginación de las personas mayores, acompañándolas y creando vínculos que mejoren la suya calidad de vida. Barcelona no sólo fue el cuna de este proyecto, sino que continúa siente el sitio donde tenemos más presencia, donde despliegue más programas y donde hemos tejido una red comunitaria de soporte sólida y comprometida.
Nuestra tarea parte de una convicción sencilla: todas las personas necesitamos sentirnos queridas, escuchadas y valora desde. La soledad no se resuelve con recetas rápidas ni con buenas intenciones; es necesario tiempo, perseverancia y, sobre todo, vínculos humanos auténticos. Por esto, la Fundación trabaja con cientos de voluntarios que ofrecen la suya como cerradura, la suya escucha y la su proximidad a aquellos que más lo necesitan. Asimismo, impulsamos colaboraciones con empresas, como Evolution Yacht Agents (EVO), con un vínculo especial con la Barceloneta, que fortalecen el nuestro proyecto y fortalecer el arraigo territorial.
Acompañar y generar confianza
Los programas que desarrollamos tienen formas diversas.
De una banda, hay ha el acompañamiento individual a domicilio, que permite establecer relaciones cercano y de confianza. Por otra parte, impulsamos encuentros colectivas, como almuerzos, talleres, excursiones o actividades intergeneracionales , que rompen el aislamiento y ofrecen espacios donde las personas mayores pueden sentirse parte de una comunidad. En muchos casos, las personas que acompañamos nos cuentan que el que más valoran no es sólo la compañía puntual, sino la sensación de formar parte de uno colectivo que las reconoce y las ama.
La fuerza de la comunidad
Fiestas como la Castañada, la Diada de Santo Jordi o los comidas de Navidad son momentos especiales. Estos eventos no son simples celebraciones: son una modo de romper barreras generacionales, de ofrecer visibilidad a la vejez y de reivindicar que las personas grandes tienen uno pan por activo e imprescindible en la sociedad.
Uno otro de los nuestros pilares es la tarea de sensibilización. La soledad no deseada no se puede entiende sólo cómo una cuestión privada; es uno fenómeno social que nos afecta a todos y que requiere respuestas colectivas. Por esto, impulsamos proyectos de búsqueda y análisis cómo el Observatorio de la Soledad, que nos ayuda a comprender mejor las causas, los efectos y las posibles estrategias por afrontar este reto desde una mirada multidisciplinar.
Mirando hacia el futuro
Somos conscientes de que la soledad no desaparecerá por arte de magia . Es un fenómeno complejo, vinculado a transformaciones sociales profundas: el cambio en las estructuras familiares, el envejecimiento de la población, la movilidad laboral y residencial, o la irrupción de las tecnologías digitales en la nuestra forma de relacionarnos. Todo esto hace que sea un reto del siglo XXI que sólo podremos abordar si unimos esfuerzos desde de la sociedad civil, las instituciones públicas y la ciudadanía.
Desde de la Fundación Amigos de la Gente Grande, ente comprometemos a seguir trabajando porque ninguna persona grande haya de vivir esta etapa de la vida en soledad forzada. Continuaremos acompañante, generando espacios de encuentro y sensibilizando la sociedad sobre la importancia de cuidar los vínculos humanos.
Por un presente y un futuro donde la vejez sea sinónimo de dignidad, cariño y compañía. Por una sociedad que no deje a nadie detrás.







