Hablar del Restaurante Salamanca es hablar de Silvestre Sánchez. Fundador y alma desde hace más de 50 años de todo un clásico de la Barceloneta.
Silvestre Sánchez Sierra nació en l1937a Aldearrodrigo (Salamanca), un pueblo de apenas 150 vecinos. Fue el cuarto de seis hermanos. Pasó la infancia ayudando a su padre ,que era pastor, asistiendo cuando se podía en la escuela y trabajando en el campo como la mayor parte de sus convecinos.
Hasta que aprovechó la mili para estudiar y prepararse para ingresar a a la Policía Nacional. Con el primer sueldo que cobró de la Academia de Policía en Madrid (1.200 pesetas) le compró un reloj de pulsera a su padre. Los vecinos del pueblo le preguntaban la hora a Ángel Sánchez ,que decía que «el reloj me lo ha llevado el policía».
Al ascender el van destinar hacia Barcelona. Él, que se imaginaba trabajar de policía en su Salamanca natal y casarse allí, se fue llorando en tren desde la estación de Atocha. Era el 1963.
Con un sueldo de entre 1.500 y 2.000 pesetas, muy respetable para la época, ahorra y envía dinero y regalos a sus padres.
Entre otras ,una televisión para que el su padre pudiera ver a los toros.
En paralelo ,combinaba su trabajo de policía con el de vendedor de seguros a El Corte Inglés. El Silvestre era un joven inquieto que ganaba bien la vida.
Inicios a la hostelería
Llega a la hostelería casualmente. E l1969 el Silvestre va adquirir un bar llamado “Ca Rosith» , situado en la Barceloneta, para que lo llevase hermano Modesto y lo compra con un socio por 600.000 pesetas.
Con el apoyo de su mujer Lorenza y su hermano Modesto van tirar adelante el negocio. Van posar una plancha para hacer mejillones, pescados y mariscos a la plancha.
Aunque la fama la ganó con sus bocadillos de jamón de Guijuelo , traídos expresamente de la su Salamanca natal.
El establecimiento pasa a llamarse Bar Salamanca primero y Restaurante Salamanca finalmente. Trabajando sin descanso, el Silvestre y su familia fueron haciendo crecer el negocio. Van adquirir varios locales anexos pasando ,en pocos años ,de ser un humilde bar y casa de comidas, a ser el gran Restaurante que es hoy en día y que cuenta con varios salones y una magnífica terraza frente al mar.
El Salamanca, todo un referente
La reputación del Restaurante Salamanca fue creciendo. Siente famoso por sus sartenes, la calidad y frescura de los mariscos y pescados y la exquisitez de los jamones, embutidos y carnes de Salamanca.
Es ya una seña de identidad de la casa el cariño y dedicación con el que el Silvestre trata, y enseña a su equipo el que traten a todos los que visiten el local. A la entrada se puede leer una frase que resume este espíritu de servicio: “Trataremos al cliente como nosotros quisiéramos ser tratados en su sitio”.
Con el transcurrir de los años, especialmente a la época olímpica, la Barceloneta fue evolucionando y creciendo, al igual que el propio restaurante, céntricamente situado. Restaurante y bar y siempre han sido compañeros de viaje. El Silvestre secunda y colabora con multitud de iniciativas en pro de la que es su segunda tierra: la Barceloneta.
8 salones y terraza climatizada
El Salamanca cuenta con un equipo encabezado por el propio Silvestre, de 150 personas, entre cocina, servicios administrativos y de gestión, y los 80 camareros que ,coordinados por 8 jefes de sala, garantizan lo mejor de los servicios de 11 a 24 horas, todos los días de la semana.
Sus 8 salones y terraza climatizada son ideales para la celebración de comidas de grupo, de carácter empresarial o familiar.
Por todo esto y por su historia, el Restaurante Salamanca es hoy en día un restaurante de culto. El local insignia del Grupo Silvestre, dirigido por Silvestre y sus hijo, Javier y Ángel.
Cita obligada de famosos
Un local con las paredes llenas de fotos de Silvestre con cientos -miles aseguran- de famosos, amigos y clientes de lo más diverso. Desde siempre el restaurante ha estado y es visitado por personalidades de la cultura, el espectáculo, el deporte, la política y la sociedad, que ponen fotografiándose con el Silvestre. Miles de anécdotas, de interesantes tertulias, de veladas íntimas, de celebraciones y de encuentros, han sucedido a las tablas del Salamanca. Todo aun referencia a la ciudad y ,sobre todo, del barrio del que forma parte.
Dos tierras, dos familias
Como dice el famoso bolero «¿cómo se pueden tener dos amores a la vez y no estar loco?». El Silvestre demuestra que es posible. Es capaz de amar y llevar siempre muy presente la su Salamanca ,ya la vez ,querer y sentir esa misma devoción por la Barceloneta ,que en su momento el acogió y de la que es parte muy activa.
Como también ocurre en su corazón para dos familias. La familia carnal -lógicamente- que forma con sus hijos ,Javier y Ángel, sus nueras y sus queridos nietos; y también la familia del restaurante. Por supuesto ,el equipo que trabaja en él y también los clientes y amigos que son siempre bienvenidos en el Salamanca.
Dos tierras, dos familias, y mucho cariño. Así es el Silvestre.