Repensar el sector náutico para preservar el futuro

El paisaje marítimo de la Barcelona de hoy en día es una herencia directa de los Juegos Olímpicos del 92, que impulsaron una fuerte transformación de una área prioritariamente industrial y portuaria, y con un acceso limitado en el mar para los ciudadanos, para convertirla en un espacio moderno, con playas renovadas y una amplia oferta de ocio y restauración.
Esta metamorfosis promovió, aun así, el impulso de la práctica de deportes náuticos como la vela o el surf de vela. Los antiguos muelles industriales se transformaron en una marina deportiva con amarraderos para yates y embarcaciones de recreación y, bien pronto, Barcelona aconteció un punto de referencia de la náutica recreativa.

32 años después

La celebración este verano de la 37.ª Copa América en la Ciudad Condal es una oportunidad para implementar nuevamente la transformación del ecosistema marítimo de Barcelona, usando el encuentro deportivo de vela como revulsivo para posicionar internacionalmente la industria náutica catalana, en un momento en que la necesidad de preservar y gestionar los océanos y los recursos marinos de manera sostenible es indispensable para garantizar su uso a largo plazo.
En este sentido, la Fundación Barcelona Capital Náutica (FBCN), junto con sus patrones, y en un proyecto liderado por la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento de Barcelona, en colaboración con el Barcelona Clúster Náutico, ha impulsado un proyecto pionero de embarcaciones de recreo sostenibles, que busca aprovechar el atractivo internacional de la Copa América para visibilizar el potencial de Barcelona y Cataluña como hubs de descarbonización del sector náutico.

Replantear la viabilidad del sector náutico catalán

Más allá de la Copa América, el programa también pretende repensar la viabilidad del sector náutico catalán a largo plazo y contribuir a mejorar su competitividad, de forma que, además de la fabricación de estas embarcaciones, se ha promocionado la instalación de puntos de recarga a los puertos catalanes, para dar servicio a una demanda que, en un futuro no muy lejano, parece que empezará a crecer.

La guinda del proyecto, en un ámbito más macro, es la reformulación del modelo de negocio del sector náutico. Una reflexión que se ha iniciado con una mesa sectorial publicoprivada que incluye todos los agentes implicados en la cadena de valor de la descarbonización de la náutica, entre ellos, empresas vinculadas a las administraciones públicas, universidades, astilleros, fabricantes de componentes, electrónica náutica y sistemas de recarga, por, conjuntamente, abordar el reto de la descarbonización, la electrificación, los nuevos combustibles renovables y, en definitiva, la sostenibilidad del sector náutico.

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