Cada pan es una pieza única, artesanal y casi artística, llena de texturas, colores, formas. Me gusta el pan. No hay un aroma tan sutil como el de un pan saliendo del horno. El aroma que llena las tahonas de un perfume de serenidad nocturno.

Me gusta el pan, el pan que solía hacer mi abuelo, el que me trae recuerdos de humanidad, de sabiduría y de trabajo. El pan que solía vender mi abuela.

El pan que más tarde amasaría mi padre y vendería mi madre… y ahora, pasado el tiempo, rodeados por el mar, instalados en la Barceloneta, barrio marinero y característico, la amasadora sigue amasando, el horno de leña gira a diario, la harina llena todos los rincones de nuestra tahona, y las manos dan forma con ilusión a lo que será un pan. Sencillamente un pan.

Anna Bellsolà
Cuarta generación de panaderos. Vinculada al barrio desde hace quince años que abrió el obrador insignia en la Barceloneta y este año ha inaugurado una cafetería dodne podréis disfrutar de un buen café acompañado de alguno de sus fantásticos productos.